Lectores

jueves, 28 de julio de 2016

Cuando llegue el huracan, toma mi mano.

Si tuviera que decirte algo sería que nací para conocerte. Que tal vez mi misión en esta vida era completar la tuya. Que nuestras líneas vitales bailaban todas las noches en algún lugar del Universo, esperando, que por fin, llegara el día en el que pudiesen tocarse. Que borraste los girasoles de mis ojos para crear una primavera anual, donde sigue lloviendo a menudo, pero aprendí  a amar cada una de mis lloviznas, porque pasé por varios desiertos, y créeme no es fácil andar por las dunas sin hundirte. Créeme si te digo que me has cambiado la piel y lo que se esconde debajo. No dudes ni un momento que he aprendido a ser mejor persona y lo he aprendido de ti, de tu vida, de todas las lecciones que tienes por dar en ese libro que es tu existencia y que guardas como un gran tesoro, como lo que es. Como lo que eres.  Y que aunque mi sueño nunca fuera ser un espadachín, ni el héroe de ningún cuento, seguiría matando cada día monstruos por ti. Porque te mereces que las dudas se estrellen contra la pared, y mueran desangradas por nuestra verdad. Te mereces todo lo que tengo para ti; todos mis mándalas para colorear tu vida, mi romanticismo para encender las velas que escondes por tu habitación, mis reflexiones para cuando no puedes dormir, mi olor a mar para cuando quieras ambientar tu casa. Mis cabreos para recordarte lo bien que se está cuando se está bien. Cierro los ojos, y te doy toda mi luz sin dudarlo. Porque nació para ser tuya, y nosotros no somos quién para desdecir a las estrellas.

No hay comentarios: