Lectores

martes, 22 de junio de 2010

Y de repente apareces tú...

Y aquí estoy de nuevo, adentrándome en un sueño que espero no acabe en pesadilla. Decidí dejar los malos presagios, las tormentas de malas ideas y todo lo negro, atrás. Tan atrás que si me girará para refugiarme en esa tempestad no sería capaz de verlo porque ahora ya no existe nada más que . Con tus sonrisas, con tus miradas al viento, con tu cúmulo de circunstancias (sí esas que me convencieron de que eras más que unos ojos bonitos), con todo aquello que ha revivido la ilusión y que me ha recordado que la esperanza es lo último que se pierde.
¿Qué quiero decir con todo esto? Es sencillo. Ya estoy preparada para asumir que has venido para cambiar mi vida, que eras una profecía que hacía tiempo estaba escrita en el camino. En mi camino, que de tantas piedras que he visto con el tiempo, ninguna me había causado tanta impresión. Quizás ni siquiera seas una piedra, solo un simple chinorro pero creéme cuando te digo que éstos son los que nadie quiere en su zapato ¿la razón? Nadie puede borrar su marca. Tú serás eterno.