Todo tu amor huyó por la ventana.

Durante toda mi vida he sido bipolar. Es un hecho. He sufrido oleadas de tristeza crónica y he remontado la ola con esa sonrisa facilona que tengo. Ahora, a mis 19 primaveras reflexiono sobre mi existencia. Si, pienso en todas aquellas cosas que hice y de las que después me arrepentí. De esas otras que aún rondan por mi cabeza y que nunca tuve el valor de cumplir. Caigo en el pozo de las personas que conocí y que ojala nunca les hubiera abierto la puerta de mi vida (y en ocasiones la de mi corazón), y en otras que apenas les abrí una ventana y se hubieran merecido mucho más...Recuerdo especialmente a una persona que quiso enseñarme su mundo, que no me hizo promesas vacías, que parecía que todo podía ser posible si le mirabas a los ojos, y no te perdías en ese océano azul que tenia por iris. Después de casi cuatro años, de varias historias acabadas, de una comenzada, de intentar hacernos los cuerdos, de evitarnos...después de todo el daño que te hice y del que tú me hiciste a mi, sigo teniendo la espinita clavada. Sé que no hubiéramos llegado muy lejos. A ti te faltaba comunicación y a mi me sobraba palabrería. Tú querías centrarte en nosotros dos y yo siempre estuve centrada de más en que fuéramos tres. Pero es gracias a esta historia que algo en mi cerebro hizo clic. A partir de entonces me prometí no dejar más sentimientos en mi interior, que te producen úlceras sentimentales y dolores agudos de cabeza. Gracias a ti me arriesgué a conocer a personas por el simple hecho de no tener que decir después, que pena, ¿porque no lo intenté? Uno me salió rana y el que parecía sapo me hace la persona más feliz del mundo. Supongo que no estábamos destinados a estar juntos, pero si a cambiarnos la existencia mutuamente. Y eso, después de todo lo que tú y yo hemos vivido, es bonito. Muy bonito.